martes, 17 de enero de 2012

La pirindola del capitán Peláez (+ 18 años)


    Décimo-octava novela de Louis Marie Albondigieu, escrita durante su internamiento en el psiquiátrico de Bétera (Valencia), donde según cuenta "el descanso, el aroma a pinar, la proximidad del  mar mediterráneo, los neurolépticos y una asombrosa enfermera de intensos ojos azabache y voluptuosas formas me sirvieron de inspiración para escribir esta obra..."
    En la historia se narra el romance que surge entre un capitán del ejercito rojo...Antonio Peláez y una estudiante de medicina: Peladilla López Cruz, hija a su vez de un Matasanos de pueblo, de la Falange Española Don Juan López Pechinós, el cual ejercía de médico en su casa del promontorio, de una humilde localidad alicantina dedicada a la pesca, a la cría del caracol serrano y la de perdiz bastarda.Todo ello sucede en el contexto de la guerra civil española.
    Don Juan cura milagrosamente la sordera a Tonet Capdepanís (pastor de la serreta grossa) por el método de extraer de su oído con unas pinzas un garbanzo pinto, al parecer instalado accidentalmente allí desde su niñez. En agradecimiento por la audición recuperada, el pastor le ofrece a la mejor de sus borregas...
-¡Astó es meravellós mestre!, es com si un torrent de soroll esdevinguera damunt meu...
-¡Tonet! habla en la lengua del imperio por favor...no es nada, sólo era un garbanzo. ¿es que nadie te lo había visto antes?
-No cride per favor....perdón, no grite Doctor
-No grito Tonet, es que ahora todos los sonidos te parecerán fuertes
-¡Aaah!. Bueno, no tengo dinero para pagarle pero tengo...
-No te preocupes Tonet. El tratamiento es un regalo....
-No, no de eso nada...quiero pagarle con la mejor de mis borregas- dijo el hombre que trajo desde el porche a "la Morusa" atada con un cordel, que balaba ansiosa al no entender que sucedía.- mire Don Juan que hermosura, que carnes, que pelaje mas suave, que ojitos, que ubres...
-No hace falta de verdad Antón...yo no como carne y no tengo buena tolerancia a la leche -Tonet dio un respingo como si el doctor hubiese dicho una estupidez...
-¿Carne? ¿leche?...¡quina barbaritat!-soltó, y a continuación se acercó al doctor bajando el tono de voz para decirle- La morusa Doctor, no es para alimentarse de ella, ¿a ver si me entiende?, mírele otra vez a los ojitos...y los cuartos traseros, mire que cuartos traseros- continuó dándole la vuelta al animal que miraba al Doctor con sus ojos enmarcados en unas larguisimas pestañas ovinas que abría y cerraba sensualmente, y que finalmente accedió a mostrar sus suaves y abultados cuartos traseros con sus turgentes y sonrosadas ubres sobresaliendo por los lados, que incitaban al estrujamiento y consecuente ordeñe.
    El Doctor quedó atónito..."¡Hostias Pedrín!"...se dijo para sí...tratando de no pensar en el tiempo que llevaba viudo entregado al arduo trabajo y a la crianza y educación de su hermosa hija. Una vida sin descanso...de repente recordó cuando era joven y disfrutaba de la vida cuando derrochaba energía vital por doquier, y si no, se la extraía cuidadosamente sin abusar de ello, pues de todos era sabido que extraerse la energía vital en exceso podía causar ceguera. Si no se lo hacía, dicha energía y jovialidad emanaba espontáneamente de él al quedar dormido por las noches haciendo que tuviese que mudar los calzones en más de una ocasión.
    Después recordó a su difunta esposa , la hermosa Ana Melonia, mujer largamente admirada en pueblo por su gran generosidad torácica. Y a sus largas y sudorosas sesiones de ejercicio marital.  Volvió a repasar a "la Morusa" y pensó en voz alta...
-La verdad, es que a mi hija Peladilla le vendría bien la leche de cabra que de todos es sabido tiene mejores propiedades que la vacuna, y la chica está estudiando... y ya sabes Tonet que con la guerra escasea todo lo nutritivo... déjame a "la Morusa" atada en el patio de atrás.
-Claro, claro Doctor- contestó el pastor guiñandolé el ojo y diciendole por lo bajini - Li agrada que li diguen cochinades a la orella cuan...ja sap, mestre...
-¡Pasa ya! y átala en el corral- Dijo el médico un tanto alterado por si los pacientes que esperaban en el porche escuchaban algo y quedaba vulnerado el debido secreto profesional inherente a la relación médico-paciente.
 
    En ese momento llegó Peladilla de la facultad, y se puso la bata de asistente para auxiliar a su padre con el resto de clientela que esperaba. Andrés, un joven veiteañero, del pueblo había resultado herido en la novillada de las fiestas habiendo recibido un astazo en el culo izquierdo. El resto de mozos lo traían boca abajo en una improvisada camilla junto con su madre Doña Jacinta que no cesaba de gritarle y darle "calvotazos" por su inconsciencia taurina.
    El Doctor lo hizo pasar y tender sobre la camilla y ordenó que le fuese retirado el pantalón y calzones. A Peladilla aunque bien metida en su papel de enfermera no se le escapaba detalle. Durante la maniobra logró atisbar durante un segundo en el joven- que se cubrió pudorosamente de inmediato pegándose a la camilla boca abajo- lo que parecía ser un salmón en época de remonta fluvial...o por lo menos tenía el mismo tamaño. También se percató  del hercúleo torneado de las piernas y glúteos del mozo, que presentaban una pequeña herida de la cornada que le fue limpiada y desinfectada de inmediato para su operación.
Don Juan que aprovechaba cuando tenía ocasión para poner a prueba los conocimientos médicos que su hija estaba aprendiendo le preguntó:
-¿Cuantos puntos le darías?
-¿De cero a diez padre? ...le daría un doce
-¿De que me estás hablando Peladilla? ¿te pregunto por los puntos de sutura?
-¡Ah claro!... pues pocos... creo que cuatro
-¡Muy bien hija!, pues apaña el "prespunte" tu que voy un momento al patio a...refrescarme en el baño...¡uf! que calor que hace hoy- Dijo el doctor desapareciendo de la sala que tenían habilitada como consulta. Peladilla mientras cosía al joven  le echaba miraditas, y este boca abajo y apurado aguantaba el dolor haciéndose el valiente. Finalmente terminó y la madre del chico le espetó a este que se levantara y vistiera
-¡Pero mare!, es que estic en cúrios (para los castellanos: ¡pero madre!, es que estoy en cueros)
-¡Ah! que et dona por que et veien en cúrios, pero no posarte com un imbécil davant d´un bou?..Alçat de una vegada que Peladilla es una profesional y tu no tens res que ella no haya vist avanç...( para los castellanos: ¡ah! que te miedo que te vean desnudo, pero no ponerte como un imbécil delante de un toro...levanta de una vez que Peladilla es una profesional y tu no tienes nada que ella no haya visto antes)-y el joven obedeció azorado por la situación...se levantó, y al retirar sus manos para coger los calzones, a Peladilla casi se le salen los ojos de las cuencas...definitivamente lo que ocultaba el joven no era un pescado grande...y sí...Andrés si tenía algo que ella no había visto antes en la consulta de su padre, por lo menos no de ese tamaño. No obstante trató de mostrarse impertérrita.
-¿Que le debo bonica? le dijo la mujer a la estudiante de medicina...
-Después lo habla usted con mi padre Doña Jacinta- dijo mientras le redactaba una receta de  calmantes que le dió a la mujer, al tiempo que distraidamente le metía un papel doblado en el bolsillo del muchacho. Este al llegar a casa cogió el papel donde Peladilla le había escrito las prescripciones médicas a seguir...La facultativa nota rezaba..."Te veo debajo de la higuera del huerto del tio Vicentet Tarzán...que tengo que seguir curándote...y ven solo anda,  no te traigas a tu madre"...


  Fué así como entre Andrés y Peladilla nació una inocente relación amorosa como consecuencia de los encuentros para que se le practicaran a Andrés las curas necesarias, aunque este no entendía bien por que el tratamiento había de ser secreto, ni las novedosas técnicas que Peladilla le aplicaba al parecer aprendidas en la universidad, ya que en un principio no encontraba relación entre la recuperación del glúteo y la pesca del "salmón", captura, manipulación y degustación antes de meterlo de nuevo "en remojo". De todos modos  le resultaban agradables dichas curas, por no decir placenteras y se dejaba hacer.

   Pero la guerra iba  cobrando un ritmo trepidante y Andrés de ascendencia fascistorra se unió a las filas azules en el frente de Castilla y desapareció de escena, dejando a Peladilla frustrada y con un ansia "piscí-cola" descorazonadora.   Las fuerzas republiconas rojillas tomaron el pueblo y se establecen allí. A los oficiales dado la falta de edificaciones o cuarteles para dar cobijo a todos los militares, se les alojó en algunas casas de particulares. Dando la casualidad de que en casa del Doctor se hospeda, el Capitán Pelaez contra la voluntad de Don Juan y de Peladilla. Pelaez no gusta ni un pelo a Don Juan y menos aun a Peladilla que no se digna ni en contestarle los buenos días a pesar de que este se deshace en cortesías y parabienes para los habitantes de la casa.

    El Capitán dirige el pelotón de la banda. Un pequeño orfeón de apasionados músicos de los cuales cada uno es experto en un instrumento. El Capitán lo es de su famosa "pirindola", que es una especie de mandolina a la cual tensa cuerdas y toca virtuosamente como los ángeles, desconcertando a cualquier público por difícil que este fuese". Realmente son los músicos del ejercito y su aptitud como soldados es más que dudosa para todos en el pueblo. Aunque como músicos eran otro cantar.
    Al equipo de militares le es encargado por el estado mayor  mantener el orden  en la zona y de evitar brotes ni resistencia "derechona"...así que optan con encandilar a la masa con marchas musicales como "la internacional", " Ay Carmela", "venceremos" y una larga lista de piezas propagandísticas. Aunque poco a poco se van integrando en la población y van variando sus temas hacia cancioncillas populares, rondalles, opereta italiana, tango y baladas románticas a petición del .público.
   Finalmente se produce un enamoramiento literal entre los militares y la gente del pueblo pesquero...recalcando lo de literal, dado que los músicos van poco a poco emparejándose con mozas del lugar....menos el Capitán que solitario y taciturno se retira cada atardecer al pinar que hay en el monte tras la casa del Doctor a ver la puesta de sol y a reflexionar melancólico sobre el amor, la vida y... la soledad....motivos estos inspirados en ver la felicidad de sus hombres junto a sus mozuelas al retirarse al anochecer en parejas, Tomasín se lleva a su Lolita al el bancal de higueras del tio Vicent, Felipe se lleva a su Pepita a la mullida arena de playa, Paco se lleva a su Soraya a buscar la intimidad del abigarrado pinar levantino, y así todos sus sodados...hasta el Doctor apacenta a su "Morusa" en lo frondoso del arbolado donde al cabo de un rato se la oye balar frenéticamente. En cambio él... está allí sentado frente aquel atardecer naranja y solo piensa en dar salida a su melancolía, momento en el cual saca su famosa "pirindola", la afina bién y comienza a tocar con suavidad una maravillosa composición  para propio deleite.
  Peladilla que pasea por el bosque tratando de calmar ciertos ardores del espíritu que padecía, sorprende desde detrás de un arbusto al Capitán que toca su instrumento con fruición. Y queda sobrecogida por ello, al ver el tamaño de la mandolina, superior sin duda al de un simple salmón, en al menos dos cuerpos. "¡Guau!...al menos mide treinta centímetros...vaya instrumento", se dice absorta en el aparato mientras el Capitán lo sabe tocar con tal gracia que le extrae lo mejor que se le puede sacar. Pero la joven siente que es un desperdicio enorme que sólo él disfrute de aquella maravilla, y se hace la encontradiza en el bosque saliendo de su escondite y rogando al Capitán que toque para ella, accediendo este al fin a interpretarle una magnifica obra en "stacatto" que  penetra hasta lo más hondo de su sentido, y calma en ella cualquier desasosiego haciendole olvidar su afición por la pesca de bajura.


    Pasan las semanas y Peladilla se vuelve cada vez más asidua a la pirindola del Capitán Pelaez naciendo una relación de amor entre ellos que origina  un sufrido remordimiento en Peladilla ante la memoria de Andrés. La guerra da un giro y los rojos pierden. Y Pelaez ha de escapar de allí con un pasaporte canadiense falso a nombre de un tal Nicholas Cage Entó. Quedando Peladilla por segunda vez abandonada. Pero Andrés vuelve del frente, y se encuentra con Peladilla. La joven decide revelarle que se ha enamorado de otro hombre. Pero antes de poder hablar al mozo levantino, este la hace callar, puesto que quiere el también decirle algo muy importante. Andrés le revela a ella que  él se  ha enamorado del Brigadier de su compañía, y que no puede olvidarse de sus encantos: de su bigotillo de tira, de su porte  marcial, de su corte de pelo a lo Generalísimo, de sus cinchas, de sus galones..de su pistola...le cuenta todo eso, mientras suspira obviamente recordando a su enamorado. Por lo tanto Andrés no puede cumplir su promesa de casarse con ella. Peladilla queda estupefacta pero no dice nada.
   Pasan los años y Peladilla termina su carrera convirtiendose en una uróloga de reconocido prestigio muy  aficionada a los instrumentos de cuerda. Andrés asciende en la escala militar junto a su Brigadier y se convierte en General de la armada, y amigo íntimo del Generalísimo Francisco Franco, con el que frecuentaba ciertas vias fluviales de montaña por su afición común a la pesca de salmón...o de trucha según hubiese. Don Juan abandona la medicina y se retira a la alta montaña alicantina a llevar una existencia más sencilla y ermitaña que le permita reflexionar sobre los entresijos de la vida, y se hace pastor comprándole a Tonet su rebaño al completo. A los pocos años publicó un ensayo titulado "Amar sin fronteras". Tonet, el pastor cogió los beneficios de la venta del redil, e invirtió en una distribuidora de refrescos nuevos en España, a pesar de que todo el mundo sabía de antemano que eso era un negocio fracasado seguro. El refresco se llamaba coca-cola y nadie lo iba a comprar. En los años sesenta el pastor Tonet, se hacía llamar Antonio Francisco Marquez de la Plata y era la tercera persona más rica del estado español.  Jacinta, amantisima y temperamental  madre de Andrés, fué la unica persona en la época de la dictadura en pedír públicamente la legalización del matrimonio homosexual. Con respecto al Capitan Peláez... se rumorea que consiguió llegar en bicicleta a Estados Unidos; que impresionó a cierta esposa de un famoso productor de Hollywood, para quien tocó un par de piezas con su famosa mandolina y de ese modo se "enchufó" en la industria del cine.



Glutt Eohgordho.


Publicado también en el señor de los bloguillos

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